El futuro del periodismo y sus adversidades
- Must
- 24 jul 2019
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Sin duda, el periodismo es uno de los oficios más importantes alrededor del mundo. Por su objetivo de informar y concientizar a la sociedad sobre los acontecimientos más importantes de una manera verás y precisa.
Sin embargo, no todo es miel sobre hojuelas cuando hablamos sobre la libertad de expresión y el oficio del periodismo en México. Lamentablemente, en nuestro país, este es uno de los oficios más peligrosos.
El investigador Áxel Chávez, con 28 años de edad, licenciado en Ciencias de la Comunicación y maestría en periodismo político por la escuela Carlos Septién García, nos cuenta un poco sobre su oficio y su trayecto laboral.
¿Dónde has trabajado?
Inicié como reportero en Milenio Hidalgo, posteriormente fui editor, reportero y jefe de información de diario Criterio. Fui colaborador de Newsweek en Español y actualmente soy corresponsal de La Silla Rota y El Heraldo de México.
¿Tienes proyectos en camino?
Trabajo en la edición final de un libro –La historia oculta de Hidalgo, archivos secretos de la política y del crimen organizado, cuya base documental son expedientes elaborados durante los regímenes de Gustavo Díaz Ordaz y Luis Echeverría por las extintas Dirección Federal de Seguridad (DFS) y la Dirección de Investigaciones Políticas y Sociales, bajo resguardo en la galería 8 del Archivo General de la Nación, así como averiguaciones previas y carpetas de investigación, además de informes de la PGR, El Ejército y la Marina sobre la captura y abatimiento de líderes de organizaciones criminales, así como operación de cárteles y posibles redes protectoras.
¿Cómo fueron tus inicios, cuéntanos cómo empezaste tu carrera en los medios de comunicación?
Inicié como reportero en Milenio Hidalgo. Tenía, seguramente, 18 o 19 años y estaba en los primeros semestres de la carrera en Ciencias de la Comunicación. No recuerdo mucho de aquella época. En el medio, sin embargo, se optaba por el diarismo: coberturas asignadas; la información que surgía al momento. No tenía, en un principio, una fuente propia; por lo tanto, alternaba con reporteros de base. El primer año, al menos, no percibí ningún ingreso como salario o apoyo económico, hasta mucho después que logré un pequeño contrato.
¿Cuál ha sido el principal obstáculo que has tenido que superar en esta labor de comunicación?
El principal obstáculo ha sido el poder. El periodismo, como lo percibo, debe ser una herramienta social, crítico, no servil, independiente y ajeno a todo grupo que mantenga un coto de poder.
Dar cuenta de posibles actos de corrupción, violaciones a derechos humanos o uso indebido de cargos y recursos genera una repercusión hacia quien da cuenta de ello. En una sociedad como la nuestra que aún aspira a ser democrática, es más probable que quien da a conocer una anomalía sea perseguido o afectado antes de que reciba una sanción el que la haya cometido.
En el modelo de negocio tradicional de los medios de comunicación, el poder, a través de los gobiernos –federal, estatal o municipal–, los partidos o empresas, es el principal financiador. La mayor parte de los ingresos provienen de él.
Esta relación propicia, en muchos casos, la cooptación mediante el silencio y la impunidad. De esta forma, la prensa, cuya labor, insisto, debe ser social –a través de la denuncia, por ejemplo, para dar cuenta de un acto indebido– contribuye a la legitimación de regímenes corruptos y al retrato de una realidad que no es la nuestra. El daño social es demasiado porque, cuando esté presente sea futuro, como no tenemos la verdad de nuestra historia, no seremos capaces de entender el pasado.
¿Cuál crees que es el aporte de esta profesión al país?
El periodismo, cuando es legítimo, aporta a la percepción crítica de una sociedad, pero también es útil para la toma de decisiones.
Devela, por lo tanto, permite entender lo que sucede y por qué sucede. Denuncia, y con ello da voz a los menos favorecidos, a los grupos vulnerables, a quienes han buscado justicia y en esa búsqueda se han topado con la indiferencia y la omisión de quienes deberían apoyarlos.
El periodismo, creo, es un poco de luz en la penumbra.
¿Cómo consideras el periodismo en México comparado al de otros países?
No conozco la realidad de muchos países. En México, no obstante, la dependencia al erario por parte de los medios de comunicación sigue siendo restrictivo para el ejercicio periodístico.
Afortunadamente hubo un boom de medios digitales y muchos de ellos con una postura crítica, menos dependientes al dinero público y más a otras formas de negocio.
De ellos han surgido investigaciones trascendentales como La estafa maestra, o La falsa filantropía de Salinas Pliego, que fue acompañada por Quinto Elemento –una asociación formada por periodistas–.
Como en El Salvador (con El Faro, por ejemplo) la inmersión del crimen, las pandillas, los maras y los cárteles dio pauta a un periodismo con un perfil humano y el uso de técnicas narrativas que antes eran propias de la literatura y han ayudado no sólo al enriquecimiento estilístico de los textos, sino a entender mejor las circunstancias, los sitios y los personajes en tramas reales en las que los más agraviados son grupos vulnerables como la infancia, las mujeres o los migrantes, en México la violencia también dio al periodismo una forma distinta de entender y retratar la realidad.
Las víctimas como eje medular de un periodismo humano y de denuncia, que buscaba la justicia antes que la apología y el lucro con la tragedia.
Es virtud de pocos, como de Javier Valdez —asesinado precisamente por su trabajo—, pero es una riqueza de un grupo minoritario, aunque trascendente, de nuestro periodismo.
¿Cuáles son los retos que se le plantean a los nuevos periodistas?
Como la forma de comunicar ha cambiado en la era digital, los modelos informativos también deben adaptarse a ello. De alguna forma, digamos que es necesario ahora un periodista nativo digital, que, con técnicas y rigor periodísticos, narre con las demandas de las audiencias actuales en acontecer social.
Pero, además de ello, creo que los principales retos, aun con la evolución en formas y técnicas, siguen siendo los mismos –y a mi consideración los más importantes–: la emancipación al poder, la integridad, la ética y la honestidad. Que un periodista jamás se doblegue ni se rinda ante la coacción; que tenga consciencia que, si su periodismo es real, enfrentará grandes desavenencias.
¿Crees que el futuro de la profesión pasa inevitablemente por Internet? ¿Y por las redes sociales?
Internet y las redes sociales son, actualmente, la principal fuente de difusión de mensajes, no sólo de noticias. El presente ya es internet, pero el periodismo sigue siendo periodismo; es decir, las técnicas y el rigor con el que se maneja es invariable.
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